Desde muy temprano se levantaba a leer los diarios. Ya todos sabían que era una persona muy informada, capaz de entender y resolver todo tipo de conflictos. Hábil en su manera de proceder. Desde la salida y la llegada a su hogar, el andaba sin la que la gente se diera vuelta a saludarlo, era como un extraño en su mismo barrio, no exagero si les digo que sus vecinos no sabían quien vivía en ese hogar, puede ser que tampoco le llamase la atención.
Podía hacer movilizar a todo un pueblo con sus palabras.
Se supo que obtuvo muchos homenajes por su labor informativa y literaria..
Cabe destacar que también que por su profesión a lo largo de su trayectoria adquirió cierta comodidad.
Dejo discursos y pensamientos en la mejores universidades del mundo. Tal es el caso que sus pensamientos parecen ser contemporáneos. Frases célebres que citamos siempre.
Un buen día me tope con este hombre sin querer, en una situación cotidiana, nada mas y nada menos que en la barra de un café. Pidiéndole que me alcanzara el cenicero que estaba al lado suyo, empezamos una conversación típica de bar...un poco de fútbol , de política , literartura, historia, de religión no hablamos por suerte. Sus palabras eran tan convincentes que me quedaba mirándolo con cierta admiración. Además de sus pausas para escuchar mis opiniones y sin desaires de controversias para mostrarme su disensión , sino de una manera mas educativa y creíble.
Creo haberme fumado tres o cuatro cigarrillos mientras conversábamos. Por su parte pidió en ese lapso dos café chicos bien cargados.
No era una persona que se metiera en todas las trifulcas de opiniones que se generan en un lugar así, mas bien era reservado. Solo escuchaba al pasar, parecía que nada afectase su cordura.
Después de haber paseado varios temas de conversación me vino un comentario de un libro Víctor Hugo que no podía conseguir en las librerías que recorrí, creo que fueron cuatro. Me pregunto cuál era el que estaba buscando, "El hombre que ríe"... contesté. Pasaron unos segundos de silencio, miró su reloj y me dijo tengo varias ediciones de Víctor Hugo, si no estas tan ocupado acompáñame a unas cuadras que te lo regalo. Accedí un poco con desconfianza. Mientras caminábamos hasta su casa que no era muy lejos de ese lugar, hablábamos de distintos escritores y resaltaba cada uno de lo que citábamos, Se sabía vida y obra de cada uno. Los mencionaba como si hubiesen sido sus amigos. Una vez que llegamos a su casa, me invito a pasar, dirigiéndome a una de sus inmensas habitaciones hasta llegar a la mas grande, que la tenia bajo llave. Era una biblioteca gigantesca. Se me ocurrió, en mi asombro, preguntarle cuantos libros tenia, con una sonrisa me contesto muchos. Me quedé mirándolo sin respuesta. En seguida repuso su comentario, seguido de ... para él no son números, sino personas que han dejado legado muy importante. Si me podía decir que autores con sus respectivas obras podía encontrar en esa habitación. A mi parecer, y no quiero exagerar, supuse eran más de cinco mil libros, había ,eso si, una diversidad de ejemplares de todos los tiempos, algunos estaban ajados, pero los conservaba intactos. Enseguida me trajo el libro. Lo abrí y vi que era una primera edición . Me quede atónito, no creí que fuera cierto. Me miró y se sonrió. Siguió hasta la cocina y antes de retirarse me ofreció algo de tomar, acepte un jugo.
Camine sin rumbo por esa habitación llenas de libros y me detuve en un mueble con libros sin autor. Agarré uno y lo leí, me resultaba conocido, pero no recordaba quien era el autor. Lo llamé para preguntarle y no quiso responder. En ese momento se cruzaron por mi cabeza varios autores. A medida que iba avanzando los renglones de ese libro sin autor, me llevo inconscientemente a sentir que quién me lo estaba narrando era la misma persona con la que estuve charlando casi una hora en ese bar. Avancé de páginas hasta llegar a las finales para ver si encontraba algún dato relevante que hiciera referencia al autor, pero todo fue en vano, lo único que decía al final era..."la voz anónima es la voz del pueblo".
Me invitó al living para seguir conversando, todavía me quedaba esa frase en mi cabeza repitiendo una y mil veces. De alguna forma entendía mi desconcierto. En ese momento ya acomodados en los sillones opuestos sucedió algo intrascendente, pues se había generado un silencio mutuo, las miradas de ambos estaban fijadas en algún punto del vacío, pero lo extraño era que podía oír sus pensamientos y él los míos. En sus pensamientos pronunciaba que había vivido demasiado y que necesitaba su retiro. Estaba sugestionado y atónito. Tuve momento de pánico, creí enloquecer, fue entonces que corte el silencio contándole que había escrito un libro, pero que no me animaba a publicarlo, y si podía ayudarme a dándome su punto de vista. Cuando desees lo traes, lo leo y te hago llamar para darte mi opinión.
Partí inmediatamente a mi hogar y rescatar las copias de mi libro para llevárselo al otro día.
Al día siguiente estaba nuevamente llamando a su puerta, atendió sonriente, le dejé la copia y me propuse retirarme.
Pasaron tres semanas de la última vez que se lo lleve y estaba preocupado, el miedo a que le haya gustado y que lo haya publicado a su nombre, o tal vez también le pareció que era muy pobre lo mío, y que no merecía ninguna opinión, de cualquier forma estaba seguro que llamaría.
La espera duró un año, hasta que sonó el timbre de mi casa, salí a ver quien era,( mientras lo único que hice en ese tiempo al respecto, es ver todos los días los libros nuevos que salían a la venta, creyendo y por qué no desconfiando que pudo publicarlo) resultó ser un hombre vestido de amo de llaves de la Inglaterra antigua. Saludó de manera muy educada y cortés, diciendo que venía a llevarme para la respuesta de mi libro. De pronto me vi subiendo a su vehículo sin vacilar, y emprendimos el viaje. Esta persona era el chofer del automóvil ultimo modelo, tratando de decirle algo pero era en vano por que solamente me contestaba con monosílabos y con desinterés. Por suerte no duro mucho el viaje.
Llegamos a destino, salió él mismo a recibirme vestido de gala, me imagine por un instante que tenia que salir a un compromiso y que todo iba a ser breve. Me dio un fuerte abrazo. Estaba muy jubiloso y enseguida me invito con un jerez. Acepté pero el interrogante seguía en mi cabeza, quería la respuesta urgente, había pasado mucho tiempo y hasta ese entonces no lo había vuelto a ver.
Mi querido, se dirigió a mi, en todo este tiempo pasaron muchísimas cosas, he vivido bastante y creo que ya es tiempo. Hoy es el día para empezar mi descanso, acompáñame.
Me llevó hasta la última habitación. En el marco de la puerta donde nos detuvimos estaba sujeto un candelabro encendido, lo tomó y cruzamos, estaba todo realmente oscuro. Era un pasadizo en leve bajada haciendo circulo. En las paredes del mismo colgaban cuadros originales que retrataban a los distintos escritores de todos los tiempos algunos databan desde antes de cristo. No pude detenerme a mirarlos con más atención por que tenia que seguirlo y era él quien llevaba la luz, al desconocer el sitio, me acobardaba extraviarme. Caminamos casi media hora hasta llegar a un portón enorme de madera oscura y robusta que al abrirse automáticamente pude divisar un salón enorme hexagonal, estilo muy antiguo bien conservado, iluminado con candelabros, una biblioteca quizás cuarenta veces mas grande que la que tenia arriba, llenas de libros que cubrían toda la pared desde el piso al techo separadas por siete puertas de doble hoja. Al avanzar, en el medio se encontraba un atril con un libro antiguo y del tamaño de una mesa para cuatro personas abierto a tres cuartos. Me aproximé para ver que decía e inmediatamente comenzaron a salir, de las siete puertas, hombres con túnicas blancas que en el pecho llevaban grabadas AA, debajo de ellas números romanos. A medida que se acercaban me saludaban con una reverencia y se iban acomodando hasta que quedaba casi colmado el salón. Me entro un poco de pánico, la incertidumbre de lo que acontecía me dejaba anonadado sin poder reaccionar. Una vez que ingresaron todos y se terminaron de acomodar se acerco quien me había traído y me señalo a la puerta que daba al frente nuestro, al mirar apareció un anciano con barba y cabello blanco que le llegaba a la cintura. Todos les hicieron reverencia y por ende sentí que también debía, inspiraba respeto de por si. Llegó a mi lado y empezó a decir palabras en otro idioma mientras todos bajaban la cabeza al oírlas. Una vez que terminó le pregunte que era todo esto y que tenia que ver conmigo. Con una sonrisa humilde me dijo... hemos leído todos nosotros tu obra. Cada uno de los miembros que hoy estamos reunidos llevamos muchísimos años esperando este momento y la lectura de tu libro y las causalidades, como a lo largo de todos estos años siempre fue de esa manera, encontramos mucho valor en esa obra literaria y según lo que hablaste con nuestro par no tenemos dudas que llego el momento. En ese ínterin giro su cabeza y volvió con palabras desconocidas a sus pares. Aproveche ese momento para preguntarle quien era el anciano y me contesto que fue el primer integrante y fundador de esta sociedad y autor del “GÉNESIS”,.. le pregunté confirmando... es Moisés ?...¡No!, eso creen todos por que se lo adjudicó, el verdadero autor es él y lo escribió cientos de años antes que los otros narrados que se los conocen con las siglas JEDS.
Todos ellos que ves tu aquí hoy, fueron sucediéndole a lo largo de los años y cada uno contribuyó con la cultura, la historia, la ciencia y el arte, dejaron un legado muy grande para la humanidad, nadie sabe de ellos, o mejor dicho lo saben pero no físicamente ni su nombre de pila. La ceremonia es por que llego el momento de dejar en tus manos este tiempo que nos avecina. He cumplido con mi deber y ahora es su turno, eres el próximo guía. Lo que tu escribiste fue estudiado por todos nosotros, paso justo un año, llegando a la conclusión en conformidad, y por tu excelencia al ser tu primer libro, que dejamos en tus manos lo que vendrá... ¿y... qué vendrá? interrogué...hizo silencio. El anciano se dirigió a mi convidándome de un jarrón de dos manijas donde recién acaban de beber los presentes, accedí con desconfianza , al tragar ese liquido verdoso oscuro espeso tuve alucinaciones, podía ver a cada uno en su pasado y las obras que habían hecho, sabía los nombres y en los tiempos que les toco ocurrirse. Hizo una oración en ese lapso cuyo lenguaje no me resultaba ya extraño al terminar me toco la cabeza y me dijo..¡Proclamado en la nueva era e incorporado como el nuevo precursor de” las voces anónimas la voces de los pueblos” seréis el nuevo integrante de vosotros los “Autores Anónimos”!.