Sonofotlon

martes, febrero 20, 2007

Las vidas de mi cuerpo.

Después de veinte años vuelvo al hogar donde crecí. Tengo la sensación de nostalgia perpetua como un golpe seco en el pecho. Mi barrio santo, detengome y veo mi generación y las generaciones que jugaban en esa plaza que daba justo frente a la casa. Pero prefiero entrar. Milimétricamente cada espacio, cada rincón, y siento que vuelvo a trasladarme al pasado experimentando una suerte de vacío que me agota y no me deja respirar. El tiempo no le fue mezquino al leve deterioro de las paredes ni de los pocos muebles que aun quedaban todavía de pie. Encuentro en mi habitación mi vieja cama con el cubrecama impecable que me abrigaba en aquellos crudos inviernos, y es tanto el agobio que decido recostarme en ella. Miro el techo y encuentro la misma figura dibujada atrayendo, como en otrora, mi atención. Después de unos segundo de contemplación y de tratar de encontrarle comparación con alguna forma a esa imagen,la mirada se me nubla e inmediatamente empiezo un nuevo recorrido sentimental, provocando un retroceso abrupto que me cierra el pecho. Veo albañiles y vecinos trabajando en el living en construcción; uno se cae del techo por una viga que tenia fallas, internas de elaboración, invisible, que por suerte resultó ileso. Mi familia y vecinos levantando las medianeras y pintándolas luego con blanco a la cal. Un albañil de excelencia poniendo cerámicas al frente de casa, trabajo que fue realmente una obra de arte (que también hizo lo mismo en la cocina). El carpintero armando los muebles de las habitaciones cajoneras, puertas, estantes, botineras, etc. Dos años mas tarde un nuevo carpintero chileno poniendo machimbre a la habitación de mis padres y decoplay a las nuestras. Hechos mas relevantes en mi memoria..."el castigo mas fuerte", "mi primer amor", "mi primer bicicleta", "mi conjunto de arquero", "las noches calurosas", "las fiestas de navidad y fin de año", "los cumpleaños", "los juegos de mesa con mi núcleo familiar" , "los domingos con empanadas y futbol", "los asaltos con los amigos, en complicidad, para bailar con la chica que nos gustaba"; "las peleas de hermanos", "las jugarretas y correteadas con mis tres perros", "las visitas inesperadas que nos alegraban y las que no", "el espejo en el final del pasillo que nos engañaba reflejando personas del mas allá que nunca vimos o que no quisimos ver", "las ventanas rotas por pelotazos". Varias e irrepetibles imágenes por segundo como un sin fin de experiencias que provocaban una angustia contaste en aumento hasta perder la visual y quedar la misma en blanco por varios segundo con el pensamiento nulo y el cuerpo helado atinando únicamente a abrir y cerrar las manos húmedas, para sentir un poco de movimiento y salir del transe mostrando imágenes que no reconocía, totalmente distintas, que nunca había vivido, provocando la desconcentración y la vuelta al tiempo y lugar donde estaba. Entonces me desperté de ese momento con un suspiro extenuante volviendo a la normalidad, solo me provoco una risa cómplice conmigo mismo, casi una mini carcajada. Antes empezar a mover el cuerpo siento una voz en mi oído que suspira con voz gruesa, arenosa y conocida... “Devuélveme mi cuerpo, pasaron muchos años desde aquella vez que me sorprendiste en la cama cucheta y te apoderaste de él”. Y así fue.