Sonofotlon

viernes, septiembre 15, 2006

otro cuentito... pa terminar.

Entraba lentamente por las villas, estrepitoso y sucesivamente, incurría sin pasajes de vuelta. Era imposible ingresar sin ser sometido a alguna prueba de supervivencia. Pero al parecer ese era su gran desafío. Lo hacia todos los días, lo cual era una osadía. No cualquier persona podía salir tan sobriamente, si bien era un paso obligatorio para aquellas que vivían en el barrio de atrás. También fue motivo de mudanzas a otro sitio para no tener que pasar por ahí. Nunca se comentaba entre los mismos pobladores lo sucedido. El tormento era tan fuerte que les impedía transferir información entre si. Solo un viejecillo se animaba y disfrutaba de dicha osadía.
Su mirada al terminar el pasaje brillaba y su sonrisa era mas que una mueca, se diría que gozaba de hacerlo. Esas personas llamaban la atención cuando llegaban a nuestro barrio, el barrio de adelante, así se distinguían entre sí, estando dicha villa en el medio de ambos, por su rostros agónicos.
Se les pregunto muchas veces cual era la razón de ese rostro tan demacrado, pero nunca nadie dijo nada. Las sospechas fueron muchas, generaciones tras generaciones trascendieron mitos, historias, cuentos, y fábulas.
En nuestra confabulación decidimos algún día pasar por ahí. Era mas el miedo que nos impedía que otra cosa. Siempre llagábamos hasta la entrada pero nunca nos animamos a pasar.
Sentados en la plaza principal, se acerco este viejecito que ya nos había visto intentando entrar, y nos empezó a hablar. Tenía una voz muy suave, sus palabras eran profundas y sabias, lo más notable era que nunca dejaba de sonreír. Fue una buena oportunidad para preguntarle que había ahí adentro y si eso era la causa de todos esos rostros. La respuesta de todo eso esta adentro nos dijo. Si quieren síganme, que los acompaño y aprovechen que es mi última visita. Hubo un silencio rotundo entre nosotros y miradas de incertidumbres. Percibió nuestro miedo y se largo sin decir una palabra rumbo a la villa. Seguíamos perplejos hasta que entre fuimos tras él. Aceleramos el paso y nos pusimos a la par. Pablo, Sergio, Luis, Julio y yo, lo seguimos no nos dejo que lo indaguemos. Algo en el se percibía que nos daba cierto valor y protección a la vez.
Cuando llegamos a la puerta nos preguntó si estábamos listos, contestamos a coro que si. Cada uno experimentaba ciertos malestar, aun así no dábamos un paso al costado. Nos abrazamos fuerte mirándonos fijo a los ojos, tratando de darnos fuerza y valor.
A penas cruzamos por esa puerta corría un fuerte viento, no se podía divisar mucho solo un camino. No nos separábamos de él. De poco nos atraía imágenes que nos eran familiares. Fuimos perdiéndonos de vista. Nadie se preocupaba por el otro ya que lo que se nos presentaba hacia que solo nos concentrara en eso. Debí asustarme demasiado, cerré los ojos y empecé a llorar. Estaba perdido, corrí sin rumbo, pero era inútil, no sabia donde estaba. Me sentí entregado al ocaso que se presentaba. Sentí una mano en los hombros, inmediatamente me aleje y me di vuelta para mirar quien o que era. Me repuse viendo que era este viejito. Su mirada me tranquilizaba. Recupere el aliento, amarrándome con su de mi brazo me llevo hasta la orilla de un precipicio señalándome al vacío y me empujo saltando juntos. Era como si fueran niveles a medidas que descendíamos, en cada nivel veía a mis amigos perdidos, confusos; vestidos con otro ropaje, cambiaban de escenario constantemente. Cambiaban de ánimos, aparecían figuras indescriptibles, jamás vistas, peleaban contra ellas con desenfreno, desesperación y ahínco; les gritaba llamándolos pero todo era en vano. Sentí que me soltaba pero ya estacamos deslizándonos por un túnel de hielo que desembocaba en un río.
Del otro lado se encontraban personas, animales y seres extraños, haciendo una reverencia. Comenzaron con un ritual macabro y sádico, simulaban la destrucción entre sí. Se me acercaban danzando con armas, apareciendo y desapareciendo de un lado a otro hasta arrinconarme contra una pared con clavos ardiendo en una llama azul. Interrumpiendo este acto, con un grito al cielo, todos se calmaron dirigiéndose hacia él arrastrándose con un chillido ensordecedor.
Ese grito significaba el llamado a una junta. Empezaron todos a pronunciar con un cántico una alabanza que decía: guíanos por siempre y para siempre señor; guíanos para no desaparecer. Alzaba sus brazos y ascendía hasta un risco donde se dirigió a todos como un orador hablando una lengua confusa. De pronto todas las miradas giraron hacia mí. Retrocedí sin saber lo que pasaba, hasta que me dijo…es tu turno; ellos te protegerán y tu los guiaras. Enseguida se inclinaron todos ante mis pies. Voló de un lado al otro hasta recogerme y llevarme hasta la entrada de la villa.

2 Comments:

  • Esto si que es surrealismo!!! está muy bueno negro, me ha gustado mucho!

    By Blogger La Covacha del Seba, at 1:55 p.m.  

  • HOla sebin. Te gradezco de nuevo hermano. Esto si que no se que hice, me salio, todavia no quiero releer los cuentos por que capaz que lo borro. Te mando un abrazo enorme. Agunte la covacha hermano.

    By Blogger Sonofotlon, at 6:12 p.m.  

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